lunes, mayo 15, 2006

que nos hagan caso...(2)

Bruno Marcos
Me extrañaba porque muchas veces yo me mostraba austero, arisco, con sus requerimientos, les reñía, les exigía más de la cuenta, pocas veces era zalamero con ellos y ellos afirmaban que me querían, que era al que más querían, que yo era distinto.
Yo, cuando podía, les interrogaba, como abogado del diablo contra mí mismo, pues no entendía por qué les caían tan mal los otros, si yo, en el trato con ellos, veía que eran personas agradables. En alguna ocasión, al llegar a casa, le comentaba a ella: “Pues, ¿cómo serán los otros? ...les tratarán a baquetazo... les humillarán...”.
Aún no lo tengo claro, a veces dudo de que me engañen y que eso se lo digan a todos, pero, en ocasiones, cuando estamos varios juntos ellos se tiran a mí. Llegué a elucubrar que tuviera yo un karma especial que ellos captaban y que a mí mismo me hubiera pasado desapercibido.
Me entregaron dos hojas con despedidas y les conté que, cuando me casé, otros me hicieron un libro y me cantaban la marcha nupcial por los pasillos y Delfín dijo: “Ves... si todos te quieren”
Cuando negativizo su amor por mí acaban por responder que es que yo les escucho.
Muchos de mis compañeros no se dan cuenta de que con quien trabajan es con ellos, que es con ellos con los que conviven tantísimas horas y no con los otros profesores con los que se cruzan cinco minutos a la semana. Seguramente también ellos necesitan que les escuchen, no por ser adultos dejarán de carecer de la atención que un alma precisa. No en vano me dijo una un día: “Aquí no se viene a trabajar, se viene a dar conversación”.

7 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¿Que es más gratificante para ciertos espíritus huecos que tener un auditorio obligado a escuchar lo que digas? Sea lo que sea: sabiduría triturada para mejor asimilación, reflexiones, historias inventadas,... El efecto catarsis de la oratoria es un componente importante para algunos de tus colegas. Recuerdo uno que mientras vigilaba el estudio de los prepuberes, contaba cuanto le costaban determinados "servicios personales", seguramente porque nadie más le escucharía esas reflexiones miserables.
Tu te ries con ellos, te relacionas mediante el humor, y provocas que te hablen. Esa es una rara habilidad, invitar a hablar sin que se note.

mayo 16, 2006 12:14 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No dudes que también te estás escuchando a ti mismo

mayo 18, 2006 1:33 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

puedo constatar que hacia tu persona hay una atracción especial que he descubierto sobre todo en los de cuarto.será que irradias energía positiva,será que la plástica es propensa a la comunicación,será que el blog te ha obligado a esas confesiones dentro del aula com un tema más para le blog.será que siempre rentabilizas todo hasta las clases?tantas preguntas sin respuestas,el año que viene tendremos la respuesta?

mayo 18, 2006 1:39 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

tu estilo cada vez me maravilla más loli, tienes que hacerte un blog

mayo 19, 2006 12:02 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

será que de pequeño era pobre y gasté mi inteligencia en rentabilizar, desde la propina hasta los libros, tengo que hablar un día de la película léolo, allí sólo había un libro que he buscado y no encuentro...

mayo 19, 2006 12:05 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

de esa película sólo me acuerdo del sartenazo ,qué libro era?

mayo 19, 2006 9:55 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

es un tal rejean ducharme, el valle de los avasallados, es un tipo huidizo que no ha dado más que una entrevista en su vida, tú como el ángel enlazador de los humanos con los libros quizá lo encuentres, creo que sólo está en francés

mayo 19, 2006 1:13 p. m.  

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